Conoció su pasión por la fotografía en plena cuarentena

Yasmina Castañeda se sentaba frente a una computadora a investigar, coordinar y editar fotos en un diario peruano. Hasta que la pandemia la obligó a un confinamiento prolongado. Sin embargo la incertidumbre sobre su futuro laboral se vio opacada por su impulso de estudiar fotografía. Ahora solo piensa en fotografiar y encontrar a ese artista que lleva dentro y nunca se animó a sacarlo. Conversamos con ella mediante Zoom y nos contó cómo vivió todo ese proceso que ahora la hace muy feliz.

¿Qué te animó a estudiar fotografía?

No sé exactamente que me motivó, pero siempre tuve interés en la fotografía aunque me desanimaba mi carácter introvertido, así que solo me hacia fotos de mis viajes o retratos a niños, pero nada serio. Seguía con mi vida normal, trabajando en El Comercio como investigadora y coordinadora gráfica. En el 2019 dije: – ¡ya no más! Tengo que hacer algo personal…pero no pude concretarlo, así que continué trabajando. El año pasado todos entramos a cuarentena y creo que ese fue mi momento, aproveché el tiempo en casa y sin pensarlo me inscribí en varios cursos en línea y empecé a fotografiar.

¿Por qué te gusta la fotografía?

Porque puedo demostrar como soy y como me siento; reflejar mi mundo interior con mis luces y sombras. Me di cuenta también, que me gusta fotografiar la melancolía y la tristeza en los rostros de las personas porque encuentro dulzura en esos sentimientos. No es que sea una persona triste, pero explorar esas emociones ¡Me encanta! lo siento genuino y natural.

¿Cuáles son tus referentes para fotografar?

Creo que las películas clásicas de pintores y músicos me ayudan mucho a ver las expresiones en sus rostros que luego quiero capturar en los modelos que fotografío. También leo y escucho poesía; eso me produce mariposas en el estómago, esas emociones son las que quiero conseguir en mis fotos.

¿Qué te gustaría seguir descubriendo de la fotografía?

Me gustaría descubrir el cuerpo de manera artista y aplicarlo a mis conocimientos de danza, para luego realizar una performance, creo que explorar y juntar ambas expresiones artísticas sería un reto. Hay muchas cosas que todavía tengo que descubrir, estoy en el proceso de encontrar mi estilo, es un camino largo pero estoy emocionada de recorrerlo.

¿Cómo desarrollaste las clases en línea y tus prácticas fotográficas?

Me entusiasmé mucho; me inscribí en varios cursos nacionales e internacionales. Hasta ahora sigo llevando talleres con profesores de España, México y Argentina. Todos ellos me daban referentes de fotógrafos y artistas que luego empecé a seguir por redes sociales. Así conseguí una red de contactos muy buenos. Creo que si vamos invertir tiempo en las redes sociales hay que ver cosas que nos alimenten artísticamente. Lo bueno de la educación virtual, al menos para mi, ha sido los precios accesibles y la internacionalización de la enseñanza. Para la parte práctica, tuve que salir a fotografiar pero siempre llevando mascarilla, desinfectando mis manos y respetando la distancia. Para cuidarme y cuidar a las modelos que fotografiaba.

¿Fue fácil conseguir a los modelos para tus sesiones de foto?

Al principio hacía muchos autorretratos porque no encontraba muchos modelos que se animaran a posar para mi y que aceptaran tomarse fotos según mi mirada. Porque a algunos les gusta salir siempre bien y con una gran sonrisa. Pero a mi me gusta ver la parte no tan bonita, porque ahí veo belleza y arte. Con los meses y al postear mis fotos en Instagram he podido contactar con modelos que se han animado.

¿Qué le dirías a esas personas que todavía no se animan a estudiar fotografía?

¡Que lo hagan! Tienen que olvidarse de las excusas, porque ahí pierden tiempo y esfuerzo. En mi caso solo lo saqué y en el camino fui descubriendo que quería más. La experiencia se hizo grande y quiero que siga creciendo. Una vez que lo hacen, verán que todo empieza a encajar y que pueden lograrlo solo deben escuchar desde su interior.

¿Qué piensas de las críticas?

Creo que mis fotos no les va ha gustar a todas las personas; algunos dirán: –«le falta técnica» -«le falta algo». Pero mi amor por la fotografía es un reflejo de lo que siento y los sentimientos no deben ser calificados, porque son formas de expresarse. Ahora la fotografía es mi forma de expresarme.