Cuando tomamos una foto reflejamos en ella nuestros sentimientos, pensamientos y vivencias. Para otros este reflejo se convierte en un recordatorio de su propósito en la vida. Así fue para el periodista Pedro.J. Crespo dedicado al periodismo económico desde hace diez años y que luego de atravesar un duro proceso de evolución personal, sus prioridades cambiaron. Lo que le produjo satisfacciones espirituales, profesionales y el nacimiento de un libro llamado Matacarne. En esta entrevista conoceremos el resultado de esa valerosa transformación y de cómo una foto que tomó en plena labor social se convirtió en la portada de su obra literaria y de su consigna de vida.

¿A qué se debió el cambio de rumbo en tu vida?
Todos mis propósitos estaban enfocados en mi éxito profesional. Soñaba en aparecer en la portada de revistas tipo Forbes como uno de los 30 emprendedores más jóvenes. Sin embargo estaba llevando una doble vida. Lo que produjo que entre los 30 y 33 años me caiga espiritual y moralmente. En ese proceso descubro mi nuevo propósito; donde ya no soy el protagonista, y ese es loco, porque uno siempre está viendo la satisfacción personal como lo más valioso. Ahora mi propósito en la vida es rescatar a las personas que están atadas al alcohol y las drogas. Gente que termina abandonada en las calles y a la que muchos les tienen miedo.
¿Cómo era tu vida antes de ese nuevo propósito?
Trabajaba en un medio de comunicación como editor de tres revistas y mi network era muy ejecutivo. Me reflejaba mucho en ellos y no solo en lo bueno, sino también en lo malo. No sé si debería decirte esto, pero el consumo de drogas en esos círculos es muy normal. Pensé que podía llevar una vida profesional exitosa, consumiendo regularmente drogas y viviendo soltero a pesar de ser casado. Así fue mi vida durante varios años.
¿Por eso te alejaste de ese mundo?
Me di cuenta que en el periodismo económico los contactos están basados en relaciones de interés y no me imaginé ahí a largo plazo. Sin embargo es un tiempo que atesoro porque conocí muchas personas, vi otras realidades, alimenté mi visión optimista del periodismo y de las historias ajenas pero al mismo tiempo cercanas. Ahora estoy en una empresa española trabajando en el área de marketing donde me dan libertad absoluta para la creación de mi trabajo y respetan mis prioridades familiares y espirituales.
¿Cómo fue tu proceso de cambio?
Durante un año me aislé del mundo y pasé por un discipulado encabezado por un pastor cristiano. Eso me dio una identidad nueva y códigos distintos con los que moverme. Ahora me considero hijo de Dios antes que otra cosa. Además tengo un propósito de vida que es ayudar a las personas y llevarles esa gracia divina que tuve.

¿Cómo nace el libro Matacarne?
Nace justamente en ese proceso. Siempre quise escribir, tenía el deseo de ser el siguiente Bukowski, esta idea de llevar tu alcoholismo y drogadicción a un punto de creatividad y que sea apetecible para el lector. Pero me quedé solo con el alcoholismo y la drogadicción. Es en este proceso de resta uración que retomo la escritura, creo que fue una consecuencia de que me sentía limpio, de ahí parte Matacarne
¿De qué trata Matacarne?
Son cinco historias de ficción pero basadas en hechos reales sobre personas con diversas adicciones y crisis internas, que son rescatados por un grupo de personas, pero asesinadas por otros. Son relatos que se encuentran sumergidas en un mundo distópico donde el bien y el mal se confunden. Tengo pensado hacer una trilogía de Matacarne. La segunda parte sería algo más personal porque la lucha siempre es interna y la tercera sería el desenlace.
¿Cómo logras la foto de portada del libro?
En el quinto mes del discipulado empezamos hacer trabajo social, visitando lugares que algunos llaman fumaderos. Ese día nos fuimos al Puente Caquetá a orillas del Río Rímac, con el objetivo de llevar luz a través de la palabra y motivarlos para que se vengan con nosotros. En una esquinita del puente había un agujero mediano donde olía a pasta, esa era una señal que había alguien adentro. Un hermano se metió por el hueco y gritó -¡Aquí hay hombres!
Nos metimos y encontramos una caverna inmensa al estilo de Batman. El techo tenía una entrada de luz y el piso era de piedras mohosas y resbalosas que se mezclaban con el olor de orín y pasta… el olor se te metía al cerebro. Al fondo del hueco había unas personas que se estaban drogando. Cuando vi toda esa escena retrocedí y tomé la foto con mi celular. Sin pensar en nada más.

¿Por qué esa escena te impactó tanto?
Para mi esa foto es un recuerdo sobre lo que Dios estaba moviendo en mi vida, me sentí muy orgulloso en ese momento de lo que estaba haciendo. Todo eso me impactó. Esta foto no tiene nada de intelectual, tampoco hay un nivel técnico elevado, solo fue un momento emotivo que quise fotografiar. La luz, la composición, la ubicación de los adictos, las dos personas del ministerio que justo a ellos les cae la luz del techo, todo se dio de manera natural, casi divina. No esperé que la foto salga tan equilibrada y menos que sea elegida como imagen de portada, solo quería atesorar un lugar y momento.
¿Cómo llega tu foto a convertirse en la portada del libro?
Fue mi editora Stephanie Stanbury de la editorial Trropkiato que mirando fotos en mi Instagram lo ve y se sorprende del fuerte mensaje que transmitía. Luego me llama y me dice que mi foto es una buena opción para carátula del libro. Estaba tan preocupado por el texto que no me había dado cuenta de esa posibilidad, pero cuando me lo dijo y vi mi foto, recién ahí lo creí. Quizás otra editorial no me hubiera permitido usar esa imagen tomada con un celular.
Además la foto se complementa con el trabajo tipográfico de Silvia Roalcaba con quien he trabajado antes en un medio local. El titular es casi un logo por dos elementos importantes; la cruz que representa a las personas que salen a rescatar y la A partida, que simboliza al grupo de asesinos que creen que algunas personas son basura para el mundo. Unos rescatan gente y los otros van matando. Y de eso habla el libro en estas cinco historias. Todo este trabajo tomó alrededor de tres semanas, entre la elección del color, estilos y retoques.
¿Tuvieron otras opciones de portada para el libro?
Habían opciones más gráficas, con más color. Pero había algo que no estaba viendo y que mi editora destacó. Es que si estamos en una editorial independiente, teníamos que sacarle el jugo a esa libertad de elección, lo que muchas veces en editoriales grandes no es posible. Por eso apostamos por esa foto y su mensaje.

Foto: Pedro.J. Crespo
¿Qué otros planes tienes a futuro?
Escribir. Este libro perdería valor si no saco el segundo, así que estoy presionado a seguir escribiendo. He vuelto a la vorágine de levantarme a las tres de la mañana con una idea y correr a la computadora a escribirla. Creo que la literatura es un medio de redención y comunicación. En mi caso además de todo eso, es un canal para difundir un mensaje de bendición. Entonces vale la pena sacarse la mugre por un libro. Es una presión, sí, pero es una presión con frutos que permanecen. Creo que, al final del conteo de nuestros días de vida, todo se trata de eso: de los frutos que dejamos para otros.
El libro lo pueden encontrar en librerías El Virrey o adquirirlo por Amazon. Pueden seguir a Pedro por sus redes sociales en Facebook e Instagram y escuchar sus podcast testimoniales por Spotify.
Esta entrevista la realizamos vía Zoom y aquí les comparto algunos momentos.