
Hace poco estuve en un evento empresarial organizado por una universidad limeña, fotografiando la charla que tendría invitados importantes ligados al campo de los negocios. Registré con mi cámara a los expositores, sus intervenciones, a los participantes etc. Todo ocurría con total naturalidad.
Hasta que dieron por finalizado el evento y los asistentes podían pasar al cóctel de camaradería. Aquí lo importante es fotografiar grupos de 2 o 3 personas conversando amenamente y apuntar sus nombre para luego ser identificados en la edición gráfica. Al fondo del salón había un grupo de hombres que parecían entretenidos. Les tomé una foto y luego pregunté sus nombres .Uno de ellos me miró sorprendido por mi pregunta.
Luego de un par de horas volví a fotografiar a estas personas con otro grupo de amigos. Nuevamente pregunté sus nombres. El hombre, que hasta el momento no sabía quien era, me sonríe y me alcanza discretamente su tarjeta de presentación. La guardé en el bolsillo del pantalón como todas las otras que me entregaron ese día.
Al llegar a casa reviso todas las tarjetas, una de ellas tenía impreso el Escudo Nacional y más abajo escrito en letra negrita el nombre del caballero que me sonrió. ¡Era el ministro de vivienda, construcción y saneamiento! Con razón me dio la tarjeta.
Pero no sé qué es peor; que como periodista no le reconozca o que él siendo ministro no sea conocido.