El pequeño gran pueblo, Montevideo-Uruguay

Existen lugares donde el tiempo es muy corto, el trabajo te consume, las horas te estresan, el ruido te inquieta y las personas te obligan a dejar de sonreír.

Así no es Uruguay, por lo menos la parte que conocí. A sólo tres horas de Argentina y cruzando el Río de la Plata, se puede conocer este pequeño gran lugar, Montevideo.

Los uruguayos tienen esa expresión de quien se toma la vida muy tranquila, le gustan los atardeceres, disfruta de una conversación,  y te brinda un saludo desinteresado.

Sus calles, callecitas, avenidas, pequeñas avenidas, sus edificios, su historia, también armoniza con esa calma. Siempre hay silencio y pocas personas en las calles, al parecer su diversión empieza más tarde y en Rambla y Playa Ramírez  lugares escogidos para ver el atardecer  y quemarse bajo ese sol de parrilla.

En la plaza Cagancha un «juvenil» señor descansa en la banca del parque con camisa abierta y pantalón remangado. Nadie lo mira, a nadie le incomoda.

Algunos turistas vienen solitarios a descansar.

Una de sus avenidas principales se llama 18 de Julio, y para ser una avenida principal es muy tranquila.

Inmensos árboles hacen más placentero el caminar.

Playa Ramírez, todos se preparan para otro nuevo atardecer.

Tomar el sol, o simplemente conversar.

No hay apuros para despertar.

Algunos paredes pintadas de las calles silenciosas.

Cerca a Rambla muchos hombres se juntan para pescar, al menos uno o más peces.

El calor siempre los motiva a llevar prendas diminutas.

9 de la noche y por fin el sol se oculta.