IA y sociedad: ¿Estamos listos para la tecnología que creamos?

La inteligencia artificial generativa ha irrumpido en nuestras vidas con una velocidad sorprendente, generando fascinación, temor y una avalancha de titulares sobre sus capacidades. Pero una vez que pase la novedad, ¿qué haremos con ella? ¿Para qué la usaremos realmente?

Fotomontaje en Canva

El desarrollo de la IA debe ir acompañado de una evolución como sociedad. No basta con tener herramientas avanzadas si no sabemos utilizarlas con ética y responsabilidad. No podemos permitir que la tecnología avance mientras los valores, la reflexión y la conciencia sobre nuestras acciones quedan rezagados.

Quizás por eso, muchos han caído en la idea de que la IA es un fin en sí misma, cuando en realidad es solo un medio. En su libro Sapiens, Yuval Harari menciona que la tecnología nos permitirá vivir más, conocer más y convertirnos en «superdioses». Pero el problema es que no nos estamos preparando para ello.

Algunas imágenes tipo meme generadas con IA en el estilo de Studio Ghibli.

Un ejemplo del dilema ético en torno a la IA es el uso de modelos generativos para replicar estilos artísticos reconocidos. Recientemente, una publicación de Infobae, resalta que la proliferación de imágenes creadas con IA al estilo del Studio Ghibli ha generado admiración, pero también controversia. Menciona que el propio Hayao Miyazaki ha expresado su descontento, señalando que estas imágenes carecen del alma y la esencia humana que dan vida al arte auténtico. Este caso refleja la tensión entre la innovación tecnológica y la preservación de la creatividad humana.

Sin embargo, la IA también ha demostrado ser una herramienta poderosa cuando se usa con un propósito ético y social. Un ejemplo destacado es The Refugee Account, un proyecto que busca dar voz a los refugiados detenidos en centros extraterritoriales de Australia. A partir de testimonios orales, un equipo de creativos, fotoperiodistas y especialistas en IA ha generado imágenes que representan visualmente las experiencias de los sobrevivientes. Estas imágenes, creadas con la plataforma Midjourney y perfeccionadas con la colaboración de los propios testigos, no solo documentan la injusticia, sino que buscan generar un impacto político y social. Como señaló la fotoperiodista Mridula Amin, esta es «una de las primeras aplicaciones de IA con un propósito ético en el centro, lo cual es realmente emocionante».

Imágenes creadas por la agencia Howatson+Company con el programa de IA Midjourney.

Si no fortalecemos nuestra capacidad de pensar críticamente, de cuestionar y de actuar con ética, corremos el riesgo de convertirnos en una sociedad altamente desarrollada tecnológicamente, pero ciega y superficial. No se trata de rechazar el avance ni de dejar de maravillarnos con las posibilidades de la IA, sino de aprender a utilizarla con propósito, alineando su desarrollo con el bienestar colectivo.

Aquí es donde la educación tiene un papel fundamental. Colegios y universidades deben enseñar no solo el uso de la tecnología, sino también el pensamiento crítico, la ética y la reflexión sobre su impacto en la sociedad. Sin esto, nos arriesgamos a ser meros repetidores de información, en lugar de ciudadanos capaces de darle un nuevo giro y verdadero provecho a la inteligencia artificial.

El reto no es solo innovar, sino evolucionar como sociedad.